PolyBIUS o Poly Basic Invocation Units System (Sistema Múltiple de Unidades de Invocación Básicas). Un nombre convertido en leyenda urbana con un origen muy oscuro, pero muy real. Algunos frikis creen erróneamente conocer su significado; el resto de la gente, directamente, no tiene ni puta idea de su existencia (y así seguirá la cosa, durante todo el tiempo que sea necesario).
No importa que yo escriba esto, ni que lo publique en internet; tampoco que tú lo leas, o que se lo cuentes a tus amigos; nadie se lo va a creer, nadie te va a creer (salvo algún zumbado). Lo que esta previsto ocurrirá y nadie lo podrá evitar... pero me estoy adelantando, quizá sería mejor empezar por el principio.
Todo empezó tras la Segunda Guerra Mundial, con la operación Paperclip (ultra-secreta en su momento), mediante la cual brillantes científicos alemanes que habían trabajado para el Tercer Reich, fueron acogidos por los EE.UU. con los brazos abiertos, gracias a los esfuerzos de la CIA. Lo que no ha salido nunca a la luz pública es que, al mismo tiempo, nos trajimos a algunos de los mejores investigadores alemanes de lo oculto y lo paranormal; miembros de las SS, parte del grupo Ahnenerbe.
Durante años nuestro gobierno costeo (y sigue costeando) sus extrañas investigaciones, expediciones y experimentos. Todo se mantuvo (y se mantiene) en el máximo secreto. Los resultados eran lentos pero esperanzadores. Nadie sabía mucho de lo que pasaba fuera de su grupo de investigación. Más de veinte de ellos trabajando en las mismas instalaciones y ninguno sabía lo que hacían los demás. Yo os voy a hablar de PolyBIUS.
Originalmente se presentó como un intento de recopilar todas las formas de invocar a todos los demonios, en todas las lenguas, vivas o muertas. Fue una tarea ardua, que duró más de 40 años, pero hacia finales de los setenta ya estaba terminada. Mas de un millón de maneras de invocar las distintas manifestaciones del mal, repartidas entre más de siete mil lenguas, perfectamente organizadas, clasificadas y almacenadas. La primera parte del proyecto estaba concluida. Era hora de aplicar los resultados...
Y para 1981 ya teníamos preparada la primera forma de explotar nuestros conocimientos: una recreativa. La herramienta perfecta para nosotros; una máquina capaz de captar la atención de un sujeto e inducirle a leer subliminalmente palabras; las palabras que nosotros queremos, nuestras invocaciones... En dos meses ya habíamos distribuido unas 200 máquinas por todos los suburbios de Portland, Oklahoma y el norte de California. Los resultados parecían prometedores. En ese tiempo habíamos conseguido que se realizaran con éxito 30 invocaciones; como demostraban las treinta veces que la cara del mal había aparecido en las pantallas (y quedado grabada).
Pero pronto descubrimos que algo no iba bien. Los jugadores presentaban extraños efectos secundarios. La mayoría solo sufría mareos y vómitos, pero algunos también presentaban convulsiones, alucinaciones y ataques de pánico; los menos, dos casos, se volvieron locos, y de ellos, uno consiguió suicidarse. La policía había empezado a investigar y tuvimos que abortar la operación, retirando todas las recreativas.
Nos llevo un par de años dar con el problema. Había que abandonar la idea de la máquina recreativa. La emotividad de los jugadores, su pasión al jugar, hacía que la invocación fuese a veces demasiado poderosa, y que por lo tanto se llevará a cabo instantáneamente. A pesar de las medidas de seguridad que habíamos incorporado a la máquina, era imposible evitar que algunos entes invocados hicieran de las suyas durante breves segundos. No nos servía. Había que buscar otra cosa. Y así lo hicimos...
En 2001 empezamos a trabajar con captchas. Eran geniales. Son geniales. No alteran la emotividad del invocador. Nos permiten trocear las invocaciones de manera que sean indetectables. Nada de recursos subliminales. Nada de efectos secundarios. Nada que ocultar. Sin costosos hardwares. Sólo dos palabritas cada vez. Y una legión de individuos escribiéndolas gustosos, por propia voluntad, aunque sin saber lo que hacen.
Ellos, vosotros, creéis que sólo estáis descargando una película, un juego, un disco; creéis que solo debéis temer que os pille la policía... quizá debería preocuparos más saber que demonios estáis escribiendo para conseguir esa descarga. Todos los que hacéis descargas de internet estáis pagando un alto precio: estáis colaborando en PolyBIUS; estáis adelantando la llegada del Gran Ragnarok. Un tiempo en el que los demonios reinarán sobre la Tierra y Nosotros, los herederos de Ahnenerbe, sobre ellos. Un tiempo que llegará cuando un millón haya invocado, un millón de veces, al mal.
Falta poco. Algunos ya lo notan. Yo lo sé. Tú y muchos como tú moriréis pronto. Os lo digo a la cara. “bius” en indonesio significa “que incita, que empuja”; y “obat bius”, “droga, anestésico”. Así que volved a lo vuestro adictos a la descarga y olvidaros de esto... no es mi intención preveniros de nada. Pensad que lo que habéis leído no es más que un bulo de cierta sociedad de autores; o mejor aún no penséis nada. Introducid el captcha y seguid bajando, malditos... no os volváis locos buscando el “¿quién?” y el “¿porque?”, no lo entenderíais; tan solo digamos que me aburría... y tened paciencia frikis... pronto llegará...
No importa que yo escriba esto, ni que lo publique en internet; tampoco que tú lo leas, o que se lo cuentes a tus amigos; nadie se lo va a creer, nadie te va a creer (salvo algún zumbado). Lo que esta previsto ocurrirá y nadie lo podrá evitar... pero me estoy adelantando, quizá sería mejor empezar por el principio.
Todo empezó tras la Segunda Guerra Mundial, con la operación Paperclip (ultra-secreta en su momento), mediante la cual brillantes científicos alemanes que habían trabajado para el Tercer Reich, fueron acogidos por los EE.UU. con los brazos abiertos, gracias a los esfuerzos de la CIA. Lo que no ha salido nunca a la luz pública es que, al mismo tiempo, nos trajimos a algunos de los mejores investigadores alemanes de lo oculto y lo paranormal; miembros de las SS, parte del grupo Ahnenerbe.
Durante años nuestro gobierno costeo (y sigue costeando) sus extrañas investigaciones, expediciones y experimentos. Todo se mantuvo (y se mantiene) en el máximo secreto. Los resultados eran lentos pero esperanzadores. Nadie sabía mucho de lo que pasaba fuera de su grupo de investigación. Más de veinte de ellos trabajando en las mismas instalaciones y ninguno sabía lo que hacían los demás. Yo os voy a hablar de PolyBIUS.
Originalmente se presentó como un intento de recopilar todas las formas de invocar a todos los demonios, en todas las lenguas, vivas o muertas. Fue una tarea ardua, que duró más de 40 años, pero hacia finales de los setenta ya estaba terminada. Mas de un millón de maneras de invocar las distintas manifestaciones del mal, repartidas entre más de siete mil lenguas, perfectamente organizadas, clasificadas y almacenadas. La primera parte del proyecto estaba concluida. Era hora de aplicar los resultados...
Y para 1981 ya teníamos preparada la primera forma de explotar nuestros conocimientos: una recreativa. La herramienta perfecta para nosotros; una máquina capaz de captar la atención de un sujeto e inducirle a leer subliminalmente palabras; las palabras que nosotros queremos, nuestras invocaciones... En dos meses ya habíamos distribuido unas 200 máquinas por todos los suburbios de Portland, Oklahoma y el norte de California. Los resultados parecían prometedores. En ese tiempo habíamos conseguido que se realizaran con éxito 30 invocaciones; como demostraban las treinta veces que la cara del mal había aparecido en las pantallas (y quedado grabada).
Pero pronto descubrimos que algo no iba bien. Los jugadores presentaban extraños efectos secundarios. La mayoría solo sufría mareos y vómitos, pero algunos también presentaban convulsiones, alucinaciones y ataques de pánico; los menos, dos casos, se volvieron locos, y de ellos, uno consiguió suicidarse. La policía había empezado a investigar y tuvimos que abortar la operación, retirando todas las recreativas.
Nos llevo un par de años dar con el problema. Había que abandonar la idea de la máquina recreativa. La emotividad de los jugadores, su pasión al jugar, hacía que la invocación fuese a veces demasiado poderosa, y que por lo tanto se llevará a cabo instantáneamente. A pesar de las medidas de seguridad que habíamos incorporado a la máquina, era imposible evitar que algunos entes invocados hicieran de las suyas durante breves segundos. No nos servía. Había que buscar otra cosa. Y así lo hicimos...
En 2001 empezamos a trabajar con captchas. Eran geniales. Son geniales. No alteran la emotividad del invocador. Nos permiten trocear las invocaciones de manera que sean indetectables. Nada de recursos subliminales. Nada de efectos secundarios. Nada que ocultar. Sin costosos hardwares. Sólo dos palabritas cada vez. Y una legión de individuos escribiéndolas gustosos, por propia voluntad, aunque sin saber lo que hacen.
Ellos, vosotros, creéis que sólo estáis descargando una película, un juego, un disco; creéis que solo debéis temer que os pille la policía... quizá debería preocuparos más saber que demonios estáis escribiendo para conseguir esa descarga. Todos los que hacéis descargas de internet estáis pagando un alto precio: estáis colaborando en PolyBIUS; estáis adelantando la llegada del Gran Ragnarok. Un tiempo en el que los demonios reinarán sobre la Tierra y Nosotros, los herederos de Ahnenerbe, sobre ellos. Un tiempo que llegará cuando un millón haya invocado, un millón de veces, al mal.
Falta poco. Algunos ya lo notan. Yo lo sé. Tú y muchos como tú moriréis pronto. Os lo digo a la cara. “bius” en indonesio significa “que incita, que empuja”; y “obat bius”, “droga, anestésico”. Así que volved a lo vuestro adictos a la descarga y olvidaros de esto... no es mi intención preveniros de nada. Pensad que lo que habéis leído no es más que un bulo de cierta sociedad de autores; o mejor aún no penséis nada. Introducid el captcha y seguid bajando, malditos... no os volváis locos buscando el “¿quién?” y el “¿porque?”, no lo entenderíais; tan solo digamos que me aburría... y tened paciencia frikis... pronto llegará...
Jajajaja, nunca más voy a ver los captcha igual después de leer esto. Un planteamiento muy original. Película ya !!!
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